¿Por qué odio la industria? ¿Por qué terminé agotado? ¿Por qué ya no puedo seguir?

¿Por qué odio la industria? ¿Por qué terminé agotado? ¿Por qué ya no puedo seguir?
game over

Te cuento mi historia.

Terminé la universidad como ingeniero en sistemas, y logré entrar a una telco. Ahí estuve seis años: trabajé durísimo y llegué tan lejos como pude.... hasta que la fusionaron con otra. A partir de ahí todo se vino abajo: ya no se aprendía nada, el ambiente se volvió tóxico. El sueldo era malo, y tampoco había futuro. Renuncié. Estaba listo para algo nuevo.

Después entré a otra telco internacional con la promesa de crecimiento e innovación. Puras palabras. Todo era política interna, puestos regalados a quienes sabían moverse con los jefes y malos manejos de recursos por todos lados. Al final, era un empleo estable y podría haberme quedado ahí sin hacer prácticamente nada. Pero yo quería crecer.

Me casé, iba a nacer mi primera hija, y necesitaba ganar más. Dejé esa "estabilidad" para aceptar un contrato temporal como contractor para una Big Tech Europea, que mes a mes me renovaban. Trabajé sin descanso: monté racks de servidores, construí desde cero una infraestructura de Big Data que, para su época, era innovadora. Las mismas palmaditas en la espalda, los mismos "¡qué crack, eres el mejor!", pero nunca aumentos, nunca promociones (y antes de que lo digas: claro que los pedí). Solo gracias. Pregunté por última vez si me iban a contratar y, tras la negativa, renuncié. La verdad es que nunca pensaron hacerlo; solo me necesitaban. Siempre fue una mentira.

Con todo lo aprendido logré entrar a una startup unicornio. No era experto en las herramientas que usaban, pero con desvelos, estudio y buenas prácticas monté todo desde cero. Me funcionó, la empresa creció, formé y capacité a los nuevos. Y de repente, un día, me pusieron un jefe sin explicación. Entendí que mi esfuerzo no valía nada. Me destrozó y renuncié.

Guardé suficiente dinero y descansé un año, pensando que eso me daría paz mental. Pero no la encontré.

Volví a lo "seguro": un puesto pequeño en una empresa grande y establecida. El clásico trabajo de oficina. Y no era para mí. Todo era una escena de zombies: gente haciendo lo mínimo, ingenieros desactualizados, felices con un par de trucos para pasar el día. Duré poco. Renuncié.

Después llegué a una fintech que prometía disrupción. Desde el primer mes todo eran focos rojos: científicos de datos haciendo backend, mal ambiente, despidos, desveladas. Aguanté porque venía mi segundo hijo.

Llegó inversión fuerte y con ella contrataciones masivas. Mucha gente sin experiencia básica de desarrollador. Yo capacitaba y ayudaba a decenas, documentaba todo, ayudaba a sostener la infraestructura (o eso pensaba). ¿Mi recompensa? Más palmaditas en la espalda. Más trabajo. Misma paga. Y después: despidos, más carga, cero reconocimiento. La plataforma se caía a pedazos.

La promesa que se me hizo de crecimiento y reconocimiento (SI, se me hizo) se fue a la basura conforme su emprendimiento se iba al carajo. Todo mi esfuerzo, todo lo que hice por ganarme un lugar no valió nada. El burnout me destrozó y un día exploté. Renuncié.

Me fui lleno de resentimiento, de rabia, de hartazgo. Porque nunca tuve la oportunidad real. Porque, a pesar de todo mi esfuerzo, quedé como un mediocre. Y me preguntaba una y otra vez: ¿por qué carajo? ¿Por qué?

Hoy ya no tengo ganas ni entusiasmo por programar.
No quiero saber prácticamente nada de tecnología.
No quiero sentarme frente a esta computadora. La odio.
Detesto todo esto.
Por mí que la IA me reemplace.

¿Qué voy a hacer ahora carajo?

💡
Gracias por leerme.
Este texto lo escribí a finales de Marzo de 2025, justo después de renunciar a mi empleo. Hoy he decidido publicarlo como parte de mi camino para sanar, mejorar y encontrar la fuerza necesaria para volver al mundo tech.